Luego de peregrinar por distintos predios arrendados en sus 36 años de vida, Vélez Sarsfield logró tener la propiedad del predio en donde está situada su cancha. Al firmarse la escritura en 1947, se decidió construir una cancha de cemento en el predio y de manera simbólica se colocó la piedra fundamental. Como cada peso que ingresaba al club era destinado al estadio, el equipo tuvo escasas incorporaciones y con apenas 19 profesionales encaró el Campeonato, en donde se terminó en una meritoria octava colocación.