Su aparición en la Copa del Mundo de 1958, donde se convirtió en la primera estrella negra del deporte mundial, fue una fuente de inspiración. Pelé anotó dos goles y Coutinho otro para una victoria reñida por 3-2. En la vuelta en Lisboa, Pelé se consagró como el mejor futbolista del momento dando un recital de fútbol junto con su equipo logrando vencer al Benfica por 5-2 con 4 goles del Rey.